Mi personaje inolvidable

Una receta de sugerencias para elegir una aventura propia dentro de un sitio ajeno para no leer y juntar la leña y contar palabra por palabra lo que es sentarse a ver el fuego desde su origen hasta el termino de la algarabía por que sin lectores no habría protestantes... sin acordes ni canciones Bienvenidos, aquí ya comienza nuestro camino...















domingo, 9 de mayo de 2010

El frío del deseo siniestro

Caminaba sobre el borrajo de la fogata de anoche con un short azul hasta la rodilla, camisa negra para actividades al aire libre, pañoleta al cuello, calcetas y botas de campismo recordando la vidorra que tenía tiempo atrás, pero conforme caminaba la vela que sostenía con mi mano derecha se apagaba mientras me adentraba en un bosque tétrico, con niebla cubriendo mis pasos me percato que una persona me venía siguiendo, tenía una herida en la pierna, tome mi pañuelo de mi bolsillo para presionar la cortada y poder correr de la situación, en mis saquillos una piola y mi navaja suiza estaban bajo la presión de atacar o cubrirme de cualquier acto de aquella persona.

Conforme voy adentrándome en el bosque descubro que el hombre aquel empieza a correr y en un silencio escalofriante un disparo me aturdió tanto que rápidamente me eche a correr, por más lejos que me encontrara la persona me pisaba los talones, estaba aterrorizado, tanto que no tenía palabras para gritar; la noche se acercaba y yo casi conseguía caer por un precipicio.

A lo lejos podía observar una cabaña alumbrada por un hachón, la luz cada vez era más grande, pero entre más sombrío se volvía el bosque más me perdía en la densa niebla; corría y corría, los disparos ya no me aturdían, me empezaba a acostumbrar a la situación, pero aún así seguía corriendo de la muerte, me detuve entre la hojarasca para tenderle una trampa al hombre que me seguía; utilice mi piola para provocar su caída y poder amenazarlo con mi navaja, pero el sujeto fue más listo y estuvo cerca de atraparme.

Las hojas secas que pisaba me delataban, pero aún corría desesperadamente sin mirar atrás, cuando tropecé con una roca me acorrale a mi mismo entre los árboles, en un momento se notaba la silueta del hombre aquel, se acercaba a mí y yo queriendo salir de ahí me tope a mi espalda con un árbol bloqueando mi huida, el sujeto mantuvo una distancia y simplemente se escucho un disparo, no lo sentí únicamente lo escuche, el susto fue real, sentí frío en todo el cuerpo y para cuando caí a la tierra desperté para hallarme recostado junto a una fogata en medio de un bosque tétrico esperando la noche junta a la niebla y siluetas a mi alrededor…

lunes, 3 de mayo de 2010

Te AMO

(Adaptación del texto original de Hector Castillo)


Así es. Lo has descubierto. Me temo que hoy sabes lo que siento por ti. Es algo que siempre quise que supieras, pero que a la vez quería esconderte.
Durante estos casi 9 meses de conocerte, no he parado de pensar en ti, estos casi 9 meses, me han ayudado a realmente conocer lo que llamamos amor, estos 9 meses…han sido los mejores de mi vida. El ver tus ojos me hace volar a donde nunca imagine estar y cuando pienso en ti, caigo en un sueño profundo en el cual te imagino junto a mí de la mano caminando hasta el infinito.
Quizás no sientas lo mismo, pero no importa; quizás estés con alguien más, pero no importa; quizás jamás podre tenerte junto a mí, pero no importa; Puede que no entiendas mis palabras, puede que nunca llegues a leer esto pero eso, eso no me importa ya
Lo que importa es que yo te amo, y que nunca nada ni nadie podrán quitarme ese sentimiento del corazón, ese corazón que te pertenece.
Y si, sigo aquí sentado esperando a que tú vengas a mí, esperando ese día glorioso en el que te vea caminando hacia aquí mentándoles la madre a todos los que se opongan.
Espero que esperando ese día no se me vaya la vida aquí sentado, aunque realmente me vale madres, porque finalmente mi vida es tuya y porque finalmente no me importaría perder la vida solo por estar contigo 10 minutos.
De hoy en adelante, lo único que puedo decirte es
TE AMO
Hector Castillo