Mi personaje inolvidable

Una receta de sugerencias para elegir una aventura propia dentro de un sitio ajeno para no leer y juntar la leña y contar palabra por palabra lo que es sentarse a ver el fuego desde su origen hasta el termino de la algarabía por que sin lectores no habría protestantes... sin acordes ni canciones Bienvenidos, aquí ya comienza nuestro camino...















domingo, 22 de agosto de 2010

Lagrimas en conflicto

(Pequeño ensayo interrumpido y con faltas)

Conocí a una niña de 5 años de edad muy bonita, tierna y con los mismos problemas que tengo a mi edad, su nombre aún no lo defino pero sólo sé que en verdad es como mi hija.

Cuando la conocí ella se dirigía a su salón de clases por un pasillo mientras que yo pasaba por allí también, le mande una sonrisa agradable y ella me saludo al instante, mas tarde cuando sentado estaba en una barda se acerco a mí y me pregunto mi nombre, yo con una voz de sorpresa y cariñosa le conteste, me dio un sobre, me sonrió y se fue corriendo.

Llego la hora de salida y mientras platicaba con mis compañeros se me acerco y me dijo:

-¡Salvador nos vemos mañana!

Me pareció un gesto agradable, me agache, la tome de los brazos, le di un abrazo y le dije adiós.

Todos a mi alrededor me llamaron pedófilo, tome mi mochila y rápidamente salí de allí.

Estando en mi habitación abrí el sobre que me dio la niña, dentro de este había una carta, (no la pude leer ya que a su corta edad apenas aprende a escribir) tome un lápiz y una hoja de papel y le hice un dibujo, lo puse en el sobre que ella me dio y en la mañana del día siguiente espere con ansias su llegada para darle mi dibujo.

Llegó la hora de ir a los salones y ella nunca apareció, con la cara baja camine al salón de clases, pasó un rato para que llamaran a la puerta, el profesor abrió y allí estaba esa niña.

Le susurró algo al profesor y yo le pedí salir al baño, el accedió y al cerrar la puerta la salude y le entregue el sobre, lo tomó con sus dos manos y se fue feliz.

Así pasaban los días hasta que un mes después me pidió que la llevara a su casa, claramente accedí, e instantáneamente nos marchamos de la escuela, en el camino ella me contaba lo que había hecho en su clase, sus gustos, lo que le gustaría ser, yo simplemente la escuchaba, llegando a su casa pude notar las siluetas de sus padres por la ventana y se apreciaba una discusión que iba para largo, le dije a mi nueva amiga si le gustaría ir al parque, me dijo que luego porque tenía que llegar a su casa, le pregunte si estaría bien, solamente me hizo un gesto de gracias y entro por la puerta del frente.

Al pasar de los días me acostumbre a llevarla hasta la puerta de su casa, caminando por la calle parecíamos hermanos muy unidos, pero en realidad aún no la conocía en realidad, sabía que era una niña verdaderamente linda, comprensiva, tendría un futuro pero al igual que yo sus padres también la tenían colgando de un hilo.

Cuando platicábamos me sentía como su apoyo hasta que me di cuenta que ella me tomaba como un hermano mayor o a veces como un padre.

Cada vez que pasaba el tiempo así era cuando se comenzaba a formar un lazo de amistad entre esa niña y yo, conforme pasaba el tiempo solamente me dedicaba a cuidar de ella, solemos ir al parque a jugar y reír, ir a tomar un agua fresca, ir a comer una hamburguesa, en fin diversas actividades que tanto a mí como a ella nos cambian el día por completo, por las tardes mis colegas me llaman para invitarme a salir con ellos, pero por supuesto que negué la oferta, prefería estar junto a esa niña que cambia mi forma de sentir y me convierte en otra persona.

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