Mi personaje inolvidable

Una receta de sugerencias para elegir una aventura propia dentro de un sitio ajeno para no leer y juntar la leña y contar palabra por palabra lo que es sentarse a ver el fuego desde su origen hasta el termino de la algarabía por que sin lectores no habría protestantes... sin acordes ni canciones Bienvenidos, aquí ya comienza nuestro camino...















sábado, 4 de septiembre de 2010

Para la ladrona de mis palabras:

S

iempre que escribo mis metáforas irregulares me estrello contra tu imagen presente, imagino toda la vanguardia que respalda tu integridad, así también las muestras de cariño que sabemos lo desagradables que pueden ser entre algunas personas; cada día que comienzo tengo la esperanza y la seguridad que estarás frente a mi ser (como mínimo veo una distancia de algunos metros), aunque sea mi falta de integridad sueño con que algún día tengas el descaro de leer mis cartas, escuchar mis gritos y hablarme de ti. Te pertenecen mis palabras, aunque no les conozcas, te ofrezco las tardes en las que el son nos deja a solas y sólo el color rojo ardiente encienda la respiración en nuestros ojos, quizá dentro de un tiempo algo lejano leras mi inconsciente personalidad, pero que no te sorprenda la privacidad ya que se trata de ti misma.

Observa como la muerte atraviesa mis lágrimas, disfruta el resplandor natural y refrescante que producen las melodías que, por mi descaro ahora llevan tu nombre, los libros de piedra los podremos leer juntos sobre la montaña del árbol de sombra gigante, con canciones románticas y una copa de vino quizá, pero tendremos en cuenta que será la tarde más siniestra que tengamos, donde las miradas mueren, y las palabras se silencian porque nosotros habremos enamorado a las mariposas del invierno con el sol en nuestras mejillas como el amanecer por la noche serena, en la que tu y yo estaremos más deseosos de caminar rumbo a la vida, por todas partes, por todo el tiempo, por todo el Universo.

Cuando te decidas a leer esto será cuando yo me decida a dedicarte estas palabras, pero notaras que es mentira cada frase, mentiras que no han sucedido, pero dentro de mi ya las he vivido y siempre han sido junto a ti; hace tres párrafos te diste cuenta -si es que lees esta carta- que mi anhelo es tener tu mano entrelazada con la mía y recitarte mil y un poemas, considerando mi disgusto por ellos, pero tu extraordinaria y hermosa apariencia hace que hasta pueda cocinarte el más exquisito sabor en el sol. Y así termina un relato entre líneas, yace un llanto cuando te observo sentada bajo la sobra de nuestro árbol leyendo las millones de voces con tu nombre adherido a ellas y la tinta que produces en mi cuando existo al escribirte solo a ti.

El aire pierde cuando mis dicciones se llenan de color, desearía ya no estar gris, pero ¡tú!, maldita locura, deseosa de mi vida, hasta derrumbar mis delirios; haces que los colores sólo te pertenezcan, de favores que nunca te pediré uno de ellos sería un color tuyo como descaro y abstracto amor, pero me quedo pensando en mi felicidad que me provoca poder besar tu boca, esos dos labios rosas, húmedos, provocativos de ser de tu propiedad, también de poder respirar el mismo aroma a perfume violeta que alucina con deshacerse de mí, de igual manera poder caminar guiado de tu mano.

Estoy perdiendo la capacidad de ver la luz con mis ojos de a dos por ti, manos para navegar que se nos pierden conforme desgastamos señas para odiarnos de tal manera que las sorpresas del desastre que nos puede hacer cambiar de vibraciones de miedo, pero nos buscaremos la mar dentro de las ruinas que perdimos un tanto más, pero aquí nacen ya nuestros enemigos; la vergüenza de los pasos y miradas desencadenadas.

Tuyo

Hr. Dunkel

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